DEVOCIONAL
MAYO 2009
“Al enfermo lo levanta su ánimo, pero al ánimo decaído, ¿quién podrá levantarlo?” (Pr.18:14)
El enfoque mecanicista y reduccionista de la práctica médica actual aleja al médico de su paciente como persona identificándolo con la enfermedad que padece y no como un ser humano con un carácter y nombre propio. Este enfoque le impide a su vez entender mejor los complejos mecanismos de la salud y de la enfermedad que involucran aspectos como el que menciona este texto de la Biblia. La atención meramente al aspecto biológico del ser humano no ha podido hasta ahora proporcionarle suficiente alivio en un sin número de enfermedades, especialmente enfermedades crónicas, limitándose la terapéutica a la prescripción de fármacos, sin considerar aspectos como el ánimo o situación emocional del paciente, entre otros de igual relevancia en la recuperación de la salud.
La Biblia nos ofrece una perspectiva diferente del hombre, la de un hombre que es cuerpo, alma y espíritu, de una manera tan integrada que constituyen una unidad indivisible, la totalidad de un solo ser. Tan adaptado esta el cuerpo a los propósitos del alma y del espíritu del hombre que él mismo no es consciente en ninguna forma de la separación entre alma y cuerpo. Pese a esta verdad los cristianos tendemos a compartimentar al hombre cuando habitualmente decimos “esta dolencia es física, esta es emocional y aquella espiritual”. No hay tal cosa, no desde el punto de vista de la Palabra de Dios.
¿Compartimos esta visión del ser humano? Si es así, ¿refleja nuestro ejercicio cotidiano de la medicina este conocimiento? Que el Señor nos inspire cada día a ser sensibles a las necesidades de la persona en su totalidad y que el consuelo y el acompañamiento sean una marca distintiva de nuestra profesión. AMÉN.
Aníbal Del Águila E.
Médico Pediatra
Escríbenos tus comentarios, ideas, sugerencias o si deseas conocer más de la asociación:
acsa.peru@yahoo.com
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“Al enfermo lo levanta su ánimo, pero al ánimo decaído, ¿quién podrá levantarlo?” (Pr.18:14)
El enfoque mecanicista y reduccionista de la práctica médica actual aleja al médico de su paciente como persona identificándolo con la enfermedad que padece y no como un ser humano con un carácter y nombre propio. Este enfoque le impide a su vez entender mejor los complejos mecanismos de la salud y de la enfermedad que involucran aspectos como el que menciona este texto de la Biblia. La atención meramente al aspecto biológico del ser humano no ha podido hasta ahora proporcionarle suficiente alivio en un sin número de enfermedades, especialmente enfermedades crónicas, limitándose la terapéutica a la prescripción de fármacos, sin considerar aspectos como el ánimo o situación emocional del paciente, entre otros de igual relevancia en la recuperación de la salud.
La Biblia nos ofrece una perspectiva diferente del hombre, la de un hombre que es cuerpo, alma y espíritu, de una manera tan integrada que constituyen una unidad indivisible, la totalidad de un solo ser. Tan adaptado esta el cuerpo a los propósitos del alma y del espíritu del hombre que él mismo no es consciente en ninguna forma de la separación entre alma y cuerpo. Pese a esta verdad los cristianos tendemos a compartimentar al hombre cuando habitualmente decimos “esta dolencia es física, esta es emocional y aquella espiritual”. No hay tal cosa, no desde el punto de vista de la Palabra de Dios.
¿Compartimos esta visión del ser humano? Si es así, ¿refleja nuestro ejercicio cotidiano de la medicina este conocimiento? Que el Señor nos inspire cada día a ser sensibles a las necesidades de la persona en su totalidad y que el consuelo y el acompañamiento sean una marca distintiva de nuestra profesión. AMÉN.
Aníbal Del Águila E.
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ACSA PERU….un punto de encuentro entre profesionales de salud que buscan vivir la realidad de Jesucristo y compartirla.
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